miércoles, marzo 19, 2008

La fe

Siento mucho no volver a creer, pero se acostumbra uno a esos famélicos esqueletos amarillos por el tiempo, que a volver a soñar con los etéreos fantasmas producto de los alucinógenos. Prefiero el aroma fétido del pantano antes que volver a crear jardines inexistentes en los cuales solo danzan hadas creadas por la febril imaginación de alguien a quien solo le madura el cuerpo pero el espíritu vive en inocencia. Cuando la inocente se separe de la mortal, cuando no dependan la primera de la segunda tal vez a alguna le queden ganas o la suficiente locura para intentar creer, para volver a cultivar la fe.